3. Vivir de Acuerdo con la Naturaleza
Este
principio se refiere a vivir de manera racional y en armonía con el
orden del universo (Logos). La práctica es usar la razón para guiar las
acciones y aceptar el flujo natural de los acontecimientos.
Se
alinea con la creencia cristiana de vivir en armonía con la voluntad de Dios,
quien es el Creador y la fuente de todo orden.
La Biblia revela un Dios personal que creó un mundo con un propósito y
un plan.
Relación
con la Biblia y Jesús:
·
Para el
cristianismo, el Logos es Jesús mismo. El Evangelio de Juan comienza
diciendo: "En el principio era el Verbo [el Logos], y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). Jesús, la Palabra hecha carne, es
la encarnación de la razón divina.
·
Por lo
tanto, "vivir de acuerdo con la naturaleza" para un cristiano es
vivir en comunión con Cristo, seguir su ejemplo y obedecer los mandamientos del
Creador, reconociendo que la creación tiene un orden y un propósito divinos.
·
Romanos 12:2: "No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta." Insta a los creyentes a no seguir los patrones del
mundo. En su lugar, deben renovar su mente para alinearse con la voluntad de
Dios. Esto es el equivalente cristiano de vivir en armonía con el orden
natural, pero este orden no es un concepto abstracto, sino el plan perfecto
de un Creador.
· Colosenses
1:16-17 "Porque en él [Jesús] fueron creadas todas las cosas... Y él
es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten." Este
pasaje identifica a Jesús como el agente creativo detrás de todo el universo.
Él es el Logos a través del cual el mundo fue hecho y se mantiene. Por
lo tanto, vivir en armonía con la "naturaleza" significa vivir de
acuerdo con el propósito de Jesús, quien es la fuente y el sostén de toda la
creación.
· Gálatas
5:25 "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu." El apóstol Pablo enseña que una vez que una persona ha sido
transformada por el Espíritu de Dios, debe vivir en consonancia con esa nueva naturaleza
espiritual. Esto implica dejar de lado las "obras de la carne"
(impulsos irracionales) para seguir los frutos del Espíritu (virtudes), que son
el verdadero reflejo de una vida en armonía con Dios.
Practica
Usa la razón: Ante un problema, usa tu lógica para resolverlo, en
lugar de dejarte llevar por las emociones.
Esta lógica esta basada en que haría Jesús, o de que manera puedo
agradarle a Dios en este momento
Amor Fati: Practica amar tu destino. Si Dios lo permitió es bueno para ti. Acepta y ve cada evento, incluso la
adversidad, como una oportunidad para crecer.
La Visión desde Arriba, Esta es una meditación estoica. Consiste en imaginarte a ti mismo, tus
problemas, tu ciudad y tu país desde una gran altura, como si estuvieras
flotando por encima de la Tierra. El hacer
distancia te permitirá ver las cosas con claridad. (verlas desde donde el Señor las ve)
Visualiza tu problema desde una perspectiva mayor, mírala de
una forma insignificante al frente de todo el universo, se vuelven
insignificantes frente a la inmensidad del cosmos. Esta práctica te ayuda a
aceptar tu pequeño lugar en el universo, nuestros problemas son temporales e
insignificantes en el gran esquema de las cosas, lo que te permite recuperar la
perspectiva y la calma.
Actuar con
Propósito y en Armonía con el Todo, Vivir de acuerdo con el propósito implica usar tu
razón para actuar de manera que beneficie no solo a ti mismo, sino a la
comunidad y al mundo.
Considera el bien común. En lugar de actuar solo por beneficio
personal, te preguntas: "¿Cómo beneficia esto a mi familia, a mis colegas,
a mi comunidad?" La razón te guía a ser justo y a contribuir al flujo
natural de la sociedad humana. Por ejemplo, en el trabajo, tu objetivo no es
solo ganar dinero, sino también contribuir al valor que se crea para otros.
Considerar la Impermanencia Todo en la naturaleza nace, crece,
florece y luego decae y muere. La práctica de meditar sobre la impermanencia es
una forma de vivir en armonía con este ciclo natural. Consiste en recordar que
las personas, los objetos y las situaciones que valoras son temporales.
Reconoce la fugacidad de todo, reduce el apego emocional y
evita el sufrimiento que surge cuando las cosas cambian o terminan. Esto no es
pesimismo, sino una aceptación tranquila y realista de la naturaleza del mundo.
Por ejemplo, al disfrutar de una hermosa puesta de sol, te concentras en su
belleza en ese momento, sabiendo que es pasajera.
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